Escó

Escó, enclavado en la provincia de Zaragoza, perteneciente a la comarca de Jacetania, fue abandonado durante los años 60, al verse afectado por la construcción del Pantano de Yesa (al igual que las poblaciones de Ruesta y Tiermas), que anegó sus tierras más productivas.

Los primeros indicios de población de Escó datan de la Edad del Bronce. Ya en época romana hay vestigios de una villa ubicada en estas tierras, y aunque hay indicios de población más o menos abundante desde los siglos I a IV, después no hay ninguna referencia hasta el siglo X.
Su ubicación en la Canal de Berdún, importante vía de comunicación entre los valles pirenaicos, fue muy codiciada por los diferentes monarcas musulmanes, navarros y aragoneses.
En el año 1366 las huestes de Carlos II arrasaron varios pueblos de la comarca entre los que se encontraba Escó. Pedro IV ordena ir a vivir a Tiermas a todos los habitantes de Esco, debido a que el pueblo se hallaba destruido. Sus habitantes desoyeron el mandato y prefirieron reconstruir sus casas.
Perdida la importancia estratégica de Escó, las referencias hacia él se hacen muy escasas en lo siglos siguientes, quedando reflejados los hitos más importantes en los libros de la parroquia y en el de la Cofradía del Santísimo Rosario.
Gracias a estos documentos, sabemos que en el año 1953, aún habitaban en la población 253 vecinos.

En la actualidad, Escó presenta un estado ruinoso y de abandono, a pesar de que "La asociación pro reconstrucción de Esco" ha luchado desde 1999 por la recuperación y reconstrucción del pueblo con el objetivo de repoblarlo en un futuro próximo, pero hasta el día de hoy sigue sin conseguir su objetivo.

Escó en 1950
Fotografía: deesco.org


Escó en 1957
Fotografía: deesco.org















Fuente: deesco.org

Tiermas

Tiermas, en la provincia de Zaragoza, es otro de los pueblos abandonado durante los años 60 como consecuencia de la construcción del Pantano de Yesa, que provocó la expropiación de sus huertas y tierras de cultivo, al igual que en los casos de Escó y Ruesta.

El origen de su toponimia hace referencia a la antigua Thermae, del Convento Jurídico Cesaraugustano, que surge en torno a las fuentes termales y baños romanos cuyos restos hoy en día son solo visibles cuando el nivel del pantano es lo suficientemente bajo, y que se explotaron como balneario prácticamente hasta su desaparición, en 1960. Anegadas por las aguas se hallan la piscina circular y otros restos construidos por los romanos, así como los edificios que se construyeron a partir de 1819 cuando el balneario pasó a ser propiedad particular.

Los baños de Tiermas adquirieron gran celebridad durante la dominación romana y, en los siglos posteriores, la villa sufrió varios asedios e invasiones debido a su posición privilegiada. Durante la Edad Media se iniciaría una nueva fase histórica para Tiermas, tras su refundación en 1201 por el Rey Pedro II, quien traslado a sus habitantes a lo alto de la colina donde se construyó el pueblo que subsiste en la actualidad. Desde aquel momento su papel estratégico en la defensa de la frontera aragonesa fue muy importante. A partir de 1367, los Reyes de Aragón, en agradecimiento a los habitantes de la villa, les concedieron importantes privilegios y libertades.
La villa perdió enteramente su importancia como fortaleza cuando quedaron bajo un mismo cetro los reinos de Aragón y de Navarra, y desde entonces sus referencias históricas son muy escasas.
Cabe destacar que el balneario, a lo largo de su historia, alcanzó un gran renombre. En 1908 tenía lujosas instalaciones que ofrecían albergue para más de 100 personas, contando con salones de música y gramófono, billar, sala de lectura, escritorio, comedor, garaje, incluso una capilla. La oferta de turismo termal se completaba con una fonda que contaba con 67 habitaciones. A comienzos del siglo XX el balneario recibió una gran afluencia de turismo sobre todo en la época estival.

Hoy en día solo es visitable la parte alta del pueblo, ya que la baja ha desaparecido bajo las aguas. Su trazado evidencia sus orígenes medievales, mostrando un perímetro rectangular que en orígen estuvo completamente amurallado. De dicha muralla hoy solo subsiste una puerta de acceso en el ángulo noroccidental, abierta en arco apuntado y conocida como el Portal de las Brujas, y los restos de una torre.
Las calles se hallan dispuestas muy irregularmente, siendo las dos más importantes la de la Iglesia y la del Centro, que confluyen en la Plaza de la Fuente o de la Iglesia, donde se encuentra la Parroquia de San Miguel.
Aún podemos contemplar los vestigios de las casas que dieron vida a la población, construidas en mampostería y en sillarejo, algunas con revoque de cal, levantadas en su mayoría a dos alturas.

Parte baja de Tiermas, antes del pantano.
Fotografía: Asociación prodefensa de Tiermas














Fuentes:
- Asociación prodefensa de Tiermas
- Memoria sobre los baños minerales de Tiermas